4 de agosto de 2012

Alguien que lo una.

Hay brisa, las olas rompen en la orilla, cerca suya. Ella está sentada y escribe algo en la arena. Una y otra vez, el mismo movimiento, los mismos trazos. A veces levanta la mirada, algo desconcertada y observa el mar. Despues vuelve a agachar la cabeza y escribe de nuevo sobre la arena. De vez en cuando suspira. El Sol la observa desde varios ángulos, hasta que anochece. Ella no parece darse cuenta de nada, solo se inmuta cuando el agua borra sus tazos. Los vuelve a hacer, suspirando.  Entonces, se levanta. Tiene los ojos llorosos. Se seca las lágrimas y se marcha. Dejando atrás su dibujo en la arena. Me acerco al lugar donde ella estaba sentada. Es un corazón. La chica había estado repasando una y otra vez aquel corazón, mientrás lloraba. Lloraba porque estaba roto. Dividido en dos. Me agaché y borré la línea que separaba las dos partes.
~Siempre habrá alguien capaz de unir un corazón dividido.~

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